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El sinfín de la guerra de Yemen

Ana Isabel Viller | 20 Febrero 2021

El terror llegó al país yemení hace alrededor de diez años, cuando el presidente Ali Abdullah Saleh, tuvo que dejar el poder en manos del vicepresidente Abd Rabbu Mansour Hadi. El gobierno de Saleh, cada vez más autoritario, promovió en el Parlamento una serie de cambios para optar a un tercer mandato presidencial. Este intento, que iba contra las leyes constitucionales del país, fue el detonante que más adelante forzaría su renuncia al cargo. 

   Yemeníes en guerra/ fuente: elpublico.es

Para entender la razón por la que Yemen se encuentra así, hay que trasladarse a los años 60. La liberación de Yemen se vio influida por la geopolítica de la Guerra Fría. Los diferentes grupos de panarabismo y socialismo, apoyados por la Unión Soviética, junto al Egipto de Nasser, comenzaron una revolución contra el régimen de Reino Unido. En el norte de Yemen, la paz llegó con la instauración de una república. En el sur, sin embargo, se consolidó el Partido Socialista de Yemen. Quedaba así el panorama de Yemen; al norte la República Árabe de Yemen, y al sur, la República Democrática de Yemen. El norte, quedaba cada vez más alineado con Arabia Saudí, mantuvo un gobierno capitalista e islámico, que colisionaba con los intereses marxistas de la República Democrática de Yemen.

 

La rivalidad entre ambos llevó a episodios de combates fronterizos, aunque la guerra se provocaría después del proceso de unificación. Cuando cayó la URSS, la República Democrática de Yemen, comenzó a tener falta de apoyos y el proceso de unificación se precipitó a 1990. A pesar de la unificación legal, las tensiones entre el norte y el sur se fueron agravando más. El Partido Socialista de Yemen fue perseguido por las fuerzas del norte y su influencia fue reducida en el gobierno. Después de cuatro años y viendo que perdían todo el poder político, los líderes socialistas yemenís, proclamaron la independencia dando comienzo a una guerra civil.

Tras la unificación forzada, el militar del norte, Alí Abdullah Saleh, se consolidó en el poder. Elegido anteriormente como presidente de la República de Yemen, la guerra civil consiguió darle más poder e influencia. Se inició así un gobierno personalista, agravando los problemas que ya estaban presentes en el país. Debido al caos surgido en zonas áridas y desérticas del país por parte de dicha guerra, Al Qaeda comenzó a establecer diferentes células en las provincias del sur. A causa del abandono por parte del gobierno, esta área con mayores tasas de pobreza, se convirtió en un foco de yihadismo salafí. En el año 2001, Estados Unidos empezó una campaña de represión aérea con apoyo del gobierno de Saleh contra los grupos yihadistas.

Por otro lado, en el norte del país las tribus hutíes comenzaron una lucha armada contra el gobierno de Saleh. Éstos buscaban un mayor reconocimiento político para la etnia hutí, así como el fin de la extendida corrupción del país.

El presidente de Yemen, Saleh, vio su autoridad cada vez más desgastada. La incapacidad del país para acabar con la insurgencia era una evidencia del colapso del país entero. Los niveles de corrupción del gobierno, las luchas por el poder y la inestabilidad hicieron fracasar los intentos de levantar una verdadera estructura estatal.

 

Mapa del país de Yemen con las zonas de control/ Fuente: elpaís.com

Es entonces cuando los yemenís, hace alrededor de diez años, se sumaron a la llamada Primavera Árabe donde el entonces presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh, se vio obligado a entregar el poder a su vicepresidente, Abd Rabbu Mansour Hadi. Con dicha transición política se esperaba salvar la estabilidad del país pero el resultado fue un fracaso, dando comienzo a un conflicto en el que se enfrentaban los simpatizantes de Saleh, el movimiento de los hutíes, las fuerzas de Hadi y otros grupos opositores al gobierno. De esta forma, Saleh que había gobernado durante más de 30 años en Yemen, se unió a los hutíes para expulsar a Hadi de Saná, la capital del país. Desde el año 2014, Saleh y los hutíes controlaban la capital, pero en diciembre esta alianza colapsó y años después se produjo el asesinato del expresidente.

En torno al año 2014, aumentó el descontento popular después del corte de los subsidios a los combustibles por parte del gobierno de Hadi. El movimiento hutí que se había fortalecido en el norte del país, aprovechó para dirigir un nuevo movimiento de protesta en contra de la corrupción y la mala situación económica.

 

Los hutíes tomaron el control de la capital, haciéndose con gran parte del norte y el oeste del país, enfrentándose de esta manera a las fuerzas armadas de Hadi y cuestionando su poder, por lo que tuvo que establecer su sede temporal en la ciudad de Adén, al sur del país. Éste pidió ayuda a Arabia Saudí para detener el avance de los grupos hutíes, apoyados por Irán. Viendo el avance de los rebeldes, amenazando con llegar a Adén, en 2015 Hadi partió hacia Arabia Saudí.

No se trata de una guerra civil, sino que son muchos los países extranjeros que forman parte de estos conflictos. El mismo año que Hadi huyó a su nuevo destino, Arabia Saudí formó una coalición de estados árabes, donde aparecen los países de Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Egipto, Marruecos, Jordania, Sudán y Senegal, para derrotar a los hutíes en Yemen. Muchos de estos países se han encargado de enviar tropas para luchar en tierra yemení, mientras otros solo han contado con ataques aéreos. Estados Unidos y otras potencias occidentales como Reino Unidos, han proporcionado armas a la coalición dirigida por Arabia Saudita. A su vez, Irán niega haber armado a los rebeldes hutíes, aunque el ejército estadounidense asegura que había impedido envíos de armas desde Irán a Yemen.

Desgraciadamente la guerra de Yemen continúa. Se puede decir que en 2011, se puso fin a un mandato autoritario gobernado por Saleh, pero esto llevó a Yemen a una guerra civil, a una intervención extranjera y a la peor crisis humanitaria del mundo cómo ha registrado la ONU.

 

Hoy en día, el proceso de paz entre el Gobierno y los hutíes han logrado mínimos avances hacia un acuerdo político, sin conseguir terminar con la violencia. Casi diez años después de que los yemeníes salieran a la calle para pedir una mejor vida, están inmersos en la miseria y en un conflicto al que no se le ve un final. Una gran parte del país está sufriendo sus niveles más altos de desnutrición aguda en los niños, lo que advierte que Yemen se aproxima a una grave crisis de seguridad alimentaria, según Naciones Unidas.

La ONU declaró que es el país con la mayor crisis humanitaria del mundo, con un 80% de la población dependiente de la ayuda humanitaria. Naciones Unidas afirmó que cada semana murieron o resultaron heridas alrededor de cien personas el pasado año, representando una quinta parte de muertes de niños y niñas de todas las víctimas.

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