Libia: casi una década de conflicto armado
Marta Ruiz Mota | 20 Febrero 2021
El pasado mes de noviembre la representante de las Naciones Unidas, Stephanie Williams, anunciaba que los representantes de los Gobiernos enfrentados en Libia convocarían elecciones el día 24 de diciembre de 2021, setenta años después de la declaración de la independencia del país. Libia vive una pesadilla desde la muerte del dictador Muamar el Gadafi.
Para comprender la realidad de lo vivido en Libia es muy importante trasladarse años atrás y hablar de su historia. Nos remontamos al año 1952, cuando la ONU decide dar la independencia al país el 1 de enero de ese mismo año, dejándolo en manos de Mohammed Idriss As-Sanûsi, que más tarde se convertiría en rey formando el Reino de Libia.
Es entonces cuando Libia descubre yacimientos petroleros y consigue convertirse en el país más rico del continente africano. Pero esa riqueza no se ve reflejada por igual en toda la población, es por ello que las desigualdades comienzan a aparecer en el país y la popularidad de la monarquía empieza a desvanecerse.
El 1 de septiembre de 1969 el ala izquierdista del ejército da un golpe de estado y derroca la monarquía. Se instaura entonces el Consejo de Comandancia de la Revolución (CCR) presidido por el coronel Muamar el Gadafi, que nombra un nuevo Gobierno, la República Árabe Libia.
El Gobierno de Gadafi
Gadafi llegó a ser un gran ejemplo para el mundo árabe. Era un líder con un modelo de gobierno socialista, musulmán y nasserista, con el objetivo de unir el mundo árabe en una sola nación. Durante su gobierno, propuso medidas como la nacionalización de las empresas petrolíferas; el desarrollo de un sistema de seguridad social; asistencia médica gratuita; reformas agrarias y participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas del Estado.
Ilustración de las reformas de Gadafi/ Fuente:Voltairenet
El líder buscaba la fusión de los pueblos árabes con el objetivo de crear un califato transnacional. Pero estos intentos fueron fallidos y provocaron tensiones en el continente, especialmente con Egipto. En cuanto al resto del mundo, el dictador se dedicó a apoyar movimientos terroristas con la creación de armamento nuclear, creando enemigos, especialmente Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Diversos ataques propiciados por Libia llevaron a la ONU a impulsar sanciones económicas contra el país.
Durante los años 2003 y 2004, Libia reconoció la participación en algunos atentados, lo que hizo que la ONU levantara las sanciones impuestas anteriormente. Además, renunció a la creación de armas y se incorporó al Tratado de No-Proliferación Nuclear.
Caída y fin del Gobierno de Gadafi
En el año 2011 comienza la primavera árabe, pero Libia no la vivió ya que estaba sufriendo una Guerra Civil nacida en Cirenaica. Fueron muchas las revueltas populares que surgieron en ese momento y, aunque en un primer instante Gadafi no quiso emplear fuerza militar para restablecer su poder, finalmente no le quedó más remedio que responder con una dura represión causando miles de muertos.
Es en ese momento cuando países pertenecientes a la OTAN como Estados Unidos, Reino Unido, España, Francia, Italia o Canadá, entre muchos otros, se unieron a la defensiva contra las tropas del líder como respuesta a la gran represión que había causado. Querían destruir el régimen de Gadafi.
Finalmente, y después de que las tropas opositoras al gobierno de Gadafi dominaran gran parte de Libia y capturaran Trípoli, la capital, el régimen se acabó desmoronando y meses después, en octubre de 2011 Gadafi fue capturado, herido y linchado hasta su muerte, el 20 de octubre de 2011.
Con el derrocamiento de Muamar el Gadafi se esperaba la llegada de la Democracia, pero lo cierto es que Libia se ha convertido en un territorio sin ley. Milicias armadas, gobiernos rivales, luchas por el poder... Con el fin de esta etapa comenzaba una mucho más complicada para el país norteafricano.
En el año 2016 Libia contaba con hasta tres gobiernos simultáneos. El primero de ellos se encuentra en el este del país, en Tobruk, con el ejército de Libia de su lado y comandado por el general Hafter. Los dos restantes se encuentran en Trípoli. Uno de ellos, el Gobierno de Acuerdo Nacional, apoyado por la ONU. El otro, de tendencia islamista, pasó a llamarse Gobierno de Salvación Nacional, y contaba con el apoyo de Qatar y Turquía.
El Gobierno de Unidad, fue creado para la dirección política del país, pero pese a que cuenta con el apoyo de las Naciones Unidas, Estados Unidos y Europa, no consigue la popularidad necesaria y no tiene apenas respaldo entre las masas.
El 20 de octubre de 2019 se cumplían 9 años desde la muerte de Gadafi, y lejos de encontrar un país mejor, Libia se encuentra dividida y sumergida en una guerra civil.
El Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) apoyado por la ONU y gran parte de las potencias occidentales, pretende mantener el control de Trípoli y el oeste del país. Por otro lado, se encuentran las tropas del Ejército Nacional Libio, comandado por el general Hafter, y apoyado por Egipto, Arabia Saudita y Rusia, controlando la zona del este.
Mapa de Libia con las zonas controladas por cada bando/ Fuente: BBC
La división entre ambos es tan grande que cada uno de ellos cuenta con sus propias instituciones, Gobierno, Parlamento y Banco Central. En esta lucha, el General Hafter lleva la delantera, y desde hace meses quiere hacerse con el poder de Trípoli.
Actualmente, Libia cuenta con un Gobierno de transición encargado de acabar con la guerra civil que tantos años ha durado, además de llevar al país a las próximas elecciones del 24 de diciembre de 2021.
La lista es liderada por Mohammad Younes Menfi, en calidad de presidente del nuevo Consejo Presidencial, Mossa Al-Koni y Abdullah Hussein Al-Lafi, como vicepresidentes, y Abdul Hamid Mohammed Dbeibah será primer ministro.
La designación de este nuevo Gobierno es fruto de las negociaciones ocurridas el pasado mes de octubre de 2020, en las que se hace especial hincapié al acuerdo de alto el fuego, siendo necesaria la retirada de las fuerzas extranjeras de Libia, como apunta el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.
Aunque la situación política del país esté atravesando un buen momento para la democratización del mismo, la gran crisis económica y la situación humanitaria continúa sin avances notorios para cubrir las necesidades de casi 1,3 millones de personas.

