En profundidad: las disputas territoriales entre Venezuela y Guyana por el Esequibo y el petróleo.

Alex Arrate | 13 Marzo 2021
¿Qué es el Esequibo? ¿A qué países enfrenta?
La Región del Esequibo o la Guayana Esequiba es un territorio situado en el norte de Sudamérica, más concretamente entre la República Cooperativa de Guyana y la República Bolivariana de Venezuela. Dicha región limita al este y al noreste con las referidas naciones respectivamente, al sureste y sur con Brasil y al norte con el Océano Atlántico. Tiene una extensión de 159.500 km2 y toma su nombre del río homónimo que limita su frontera este.
Este territorio selvático apenas poblado, de ríos caudalosos y bosques frondosos, ha sido objeto de numerosas reclamaciones de soberanía por parte de Venezuela y de Guyana, la cual releva al Reino Unido en las pretensiones territoriales tras conseguir aquella la independencia. Las disputas territoriales entre los dos países sudamericanos se han intensificado en la última década y las excelentes relaciones que pese a dicha disputa ambas naciones mantenían, han comenzado a enfriarse dejando paso a una situación de tensión creada a raíz de los intereses económicos que han surgido derivados del hallazgo de numerosos recursos económicos en la zona.
En la actualidad, la Guyana es quien administra el Territorio Esequibo, pero Venezuela reclama la soberanía del mismo.
Territorio del Esequibo, reclamado por Venezuela.
Origen de las reclamaciones sobre el Esequibo
Para esclarecer cuál es el origen del conflicto es necesario retroceder a los siglos XV, XVI y XVII, ya que fue durante ellos cuando los europeos (primero españoles, luego holandeses y finalmente británicos) fueron descubriendo, explorando y asentándose en de dicho lugar y alrededores. Mientras que España dominaba el territorio en cuestión, los holandeses se establecieron en la margen oriental del río Esequibo, el cual delimita la frontera este de la zona en disputa. En el siglo XIX los holandeses traspasan su colonia a los británicos y éstos pasan a ser los nuevos vecinos de los españoles.
Un dato clave a tener en cuenta es que en 1777 Luis de Unzaga y Amezaga crea la Capitanía General de Caracas, entidad territorial cuyo fin último era facilitar la administración del territorio por parte de los españoles. La creación de dicha Capitanía General es uno de los mayores argumentos a favor de las pretensiones venezolanas debido al principio jurídico Uti possidetis iuris, el cual establece, en este caso, que los territorios que habían pertenecido al Imperio Español, pasarían a pertenecer a las naciones que se independizan del mismo, de ahí que Venezuela reclame como suyas las posesiones que fueron españolas.
A comienzos del siglo XIX el Imperio Español comienza a derrumbarse y, entre otras muchas naciones, surge la actual Venezuela.
Durante ese tiempo, aprovechando la debilidad vecina, se dio un goteo constante de colonos británicos que cruzaban el río Esequibo y se iban estableciendo en la zona oeste del mismo, con el beneplácito de su gobierno cuyo objetivo era invadir todo el territorio oeste hasta el río Orinoco.
En 1850 se da un acuerdo entre Venezuela y el Reino Unido de no ocupar la zona en disputa hasta no esclarecer la soberanía aplicable sobre dicho territorio, pero en 1887 se rompen las buenas relaciones entre ambas naciones debido a las reiteradas violaciones del acuerdo por parte del Reino Unido al ocupar paulatinamente el territorio. Así, Venezuela recurre a EEUU y su doctrina Monroe de América para los americanos para que les ayudasen a frenar las prácticas expansionistas británicas.
A raíz de dicha petición, en 1895, EEUU plantea resolver la disputa territorial mediante un tribunal que analizase los títulos que cada nación posea sobre dicho territorio. El Reino Unido no acepta esa propuesta, pero sí acepta recurrir a un Tribunal Arbitral que decidiese sobre el tema en disputa, en el que no se permitió la participación de ningún representante venezolano.
El 3 de octubre de 1899 se da el Laudo de París en el que dicho Tribunal, presidido por el juez ruso Fiodor Martens, estrechamente relacionado con la corona británica, y se decidió que, sin atender a ningún tipo de fundamentación jurídica, aproximadamente el 90% del territorio en disputa recayese en manos británicas. Venezuela no aceptó esa decisión debido a que respondía más a una componenda política que a una resolución justa.
En 1945, tras la muerte de Severo Mallet-Prevost, abogado estadounidense que representó a Venezuela en dicho Tribunal Arbitral de París, se publicó por orden suya, a título póstumo, un memorándum detallando los amaños y los acuerdos fraudulentos que se llevaron a cabo en consonancia con los defensores de Venezuela para llevar a buen puerto las pretensiones británicas. Al conocerse los detalles que confirmaron las sospechas venezolanas, las autoridades de dicho país acudieron a las Naciones Unidas.
Finalmente, en 1966, a raíz de las reclamaciones venezolanas ante la ONU, se establece el Acuerdo de Ginebra entre Venezuela y el Reino Unido mediante el cual se recogen las peticiones venezolanas de declarar nulo el Laudo de París de 1899. En los artículos quinto y cuarto del Acuerdo de Ginebra se establece que en ese territorio no se pueden desarrollar iniciativas de explotación de recursos ni similares que no se hayan acordado por escrito por las dos partes reclamantes, así como que la vía de negociación sea que ambos países recurran a las Naciones Unidas para que el secretario general de la misma haga de facilitador de las mismas.
Meses después del Acuerdo de Ginebra, la Guayana Británica se independiza del Reino Unido y pasa a conformar un estado soberano e independiente el cual hereda la disputa territorial con Venezuela.
En 1970 Guyana y Venezuela firman el Protocolo de Puerto España en el que acuerdan mantener en vigor lo dispuesto en el Acuerdo de Ginebra, lo que conlleva una congelación en el proceso de disputa territorial que se prolonga hasta bien entrado el siglo XX.
En este contexto histórico se enmarca el inicio de las disputas territoriales entre Guyana y Venezuela por el Territorio del Esequibo, el cual se encuentra bajo la administración de Guyana, con pretensiones venezolanas reconocidas, pero sin derecho a explotar nada sin permiso del otro.
Pese a las disputas territoriales Venezuela y Guyana se han caracterizado por disfrutar de excelentes relaciones cooperativas.
El Esequibo resulta ser un jugoso territorio rico en recursos
El Territorio del Esequibo ha resultado ser una región colmada de numerosos recursos naturales de incalculable valor tales como el oro, diamantes, coltán, bauxita, manganeso, uranio, ricas masas forestales, agua dulce, gas y petróleo.
En mayo del 2015 la empresa Exxon Mobil anuncia que ha descubierto un significativo yacimiento de hidrocarburos en el área marítima del territorio en disputa. Se calcula que las reservas petrolíferas halladas serían de entre las 10 mayores del mundo. Inmediatamente al anuncio del hallazgo, el gobierno de la República Cooperativa de Guyana se manifiesta a favor de iniciar las operaciones necesarias por parte de Exxon Mobil para comenzar la extracción de los hidrocarburos descubiertos. Esta postura adoptada desde el gobierno de Georgetown confrontaba directamente con el Acuerdo de Ginebra y de Puerto España.
El Deep Water Champion, barco petrolífero de la Exxon Mobil.
Cabe destacar que previamente a la nacionalización de la faja petrolífera del Orinoco (Venezuela), esa misma empresa era la encargada de extraer y exportar el crudo venezolano y cuando Hugo Chávez nacionalizó dicha faja el primero de mayo de 2007, la Exxon Mobil se vio despojada de los privilegios que previamente gozaba e incluso rechazó la oferta del gobierno de Caracas de formar empresas mixtas para desempeñar esa misma labor.
Por parte de las autoridades venezolanas se entendió como una grave provocación estas acciones de la empresa estadounidense, la cual conocía perfectamente la extraordinaria situación en la que se encuentra dicho territorio.
Desde Caracas se instó a que el gobierno de Guyana adoptase una actitud de sensatez y de respeto hacia los acuerdos internacionales firmados por ambos países y que recordase tanto las buenas relaciones que habían caracterizado sus políticas exteriores comunes como las facilidades que Venezuela le había otorgado a Guyana durante todos los años previos respecto a los precios y formas de pago del petróleo que el país bolivariano exportaba a la República Cooperativa de Guyana. Estas peticiones se lanzaron con el objetivo de impedir la extracción de los hidrocarburos encontrados por la Exxon Mobil y respetar así los acuerdos internacionales suscritos por ambos países.
En 2016, Donald Trump nombró secretario de Estado a Rex Tillerson, quien había sido director ejecutivo de la empresa Exxon Mobil durante 10 años, en lo que vino a ser una clara declaración de intenciones respecto al asunto.
El inicio de una batalla jurídica
Tras el revuelo diplomático que el hallazgo provocó, Venezuela y Guyana acudieron una vez más a los mecanismos de Buenos Oficios de la ONU, y una vez más no se llegó a ninguna solución.
Así, Guyana acudió unilateralmente a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), violando el Acuerdo de Ginebra de 1966 que establece la dinámica de acciones consensuadas y conjuntas. Por su parte, Venezuela protestó ante la acción unilateral de Guyana y se decidió por no reconocer a la CIJ como órgano competente para resolver esta disputa debido a que ello conllevaría una violación del Acuerdo de Ginebra de 1966 en el que se establece que los órganos competentes para resolver la controversia territorial serían los mecanismos de Buenos Oficios de la ONU, entre ellos el Secretario General de la ONU.
Por otro lado, cabe destacar que la CIJ se fundó en 1945 y el Acuerdo de Ginebra es de 1966, por lo tanto, es posible llegar a la conclusión de que en dicho acuerdo se excluyó conscientemente a la CIJ como órgano competente para decidir esta cuestión, lo cual choca directamente con la decisión adoptada desde Georgetown de acudir a la CIJ para resolverlo.
El 7 de enero de 2021, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, envió una carta al Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, reiterando el no reconocimiento de la CIJ como órgano competente para decidir sobre este asunto y exhortando a volver a las vías del diálogo y la diplomacia.
La incógnita del futuro
Mientras que Venezuela aboga por recurrir a los mecanismos del diálogo, parece que la estrategia que Georgetown tiene en mente es completamente diferente y es posible suponer que optará por una línea de acción unilateral debido a que cuenta con el apoyo de las empresas y del propio gobierno de EEUU, el cual ve en las pretensiones de Guyana sobre el Esequibo y sus recursos la vía geopolítica idónea de tratar de hacerse con el control, aunque sea de facto, de Venezuela y de sus reservas petrolíferas.
Durante el mandato de Trump todas las acciones de EEUU han ido encaminadas a que la empresa Exxon Mobil se hiciese con los derechos de la explotación de esos recursos, lo que supondría el enésimo ardid para ahogar económicamente a Venezuela en su intento de derrocar a Maduro en favor de otro candidato más afín. Cabe recordar que Venezuela posee las mayores reservas de petróleo del mundo, y si se hiciese con el control de las encontradas en el Esequibo, dichas reservas aumentarían significativamente. Las constantes provocaciones de la Exxon Mobil podrían responder al objetivo de querer forzar una reacción militar por parte de Venezuela y poder así justificar una intervención del Gobierno y Ejército de EEUU que se apoderase de las reservas petrolíferas del Esequibo y de la propia Venezuela, tal y como sucedió en Irak. Con el nuevo gobierno de Joe Biden, aparentemente más proclive a relajar las tensiones con Venezuela, presenta una gran incógnita, ya que la política exterior de EEUU responde a objetivos económicos que perduran durante los diferentes mandatos.
Solamente el tiempo dirá qué es lo que este conflicto nos aguarda y cuáles serán los siguientes movimientos en el gran tablero de la geopolítica sudamericana.
