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LOS ORÍGENES DEL CONFLICTO EN EL SAHARA OCCIDENTAL Y EL NOROESTE DE ÁFRICA
Óscar Redondo Pascual | 18 Mayo 2021

Desde ayer lunes día 17 de mayo de 2021, la frontera entre España y Marruecos se encuentra en una situación crítica, en la que reina el desconcierto, los altercados y la tensión militar, debido a la masiva entrada de población marroquí de manera ilegal en territorio español, a través de los espigones de Tarajal y Benzú en Ceuta. 

Pudiera parecer que los conflictos coloniales del Sahara Occidental quedaron en subsanados allá por el 1991, cuando una falsa paz llegó por parte de la ONU a apaciguar los desastres de la guerra que entre Marruecos, Mauritania, España, Francia y el Frente Polisario se habían vivido desde los tempranos años 70 del siglo pasado. Sin embargo, de lejos podemos afirmar tal cosa y más echando la vista unos meses atrás.

Imagen: Mapa ilustrando el territorio bajo el control de Marruecos y el territorio bajo el control del Frente Polisario

En la madrugada del 13 de noviembre de 2020, el ejército marroquí atacó militarmente el paso fronterizo de Guerguerat, en el que se encontraba un grupo de 50 civiles saharauis que llevaban alrededor de un mes bloqueando la carretera que conectaba con Mauritania, con el único objetivo de presionar a la ONU para que finalmente se celebre el referéndum de autodeterminación que se prometió en la falsa conferencia de paz de 1991 y que no fue más que un “agua de borrascas”. 

Al día siguiente, el Frente Polisario rompió el alto al fuego, que tenía decretado sobre el papel con Marruecos, y decretó el “estado de guerra” en todo el territorio. Los enfrentamientos se dilataron durante 5 noches consecutivas, incluyendo escaramuzas y hostigamientos armados entre la RASD (República Árabe Saharaui Democrática) y el Ejército de Marruecos, donde se declararon muertes, que aún no han sido reconocidas oficialmente. 

Como vemos las tensiones en el Sahara Occidental no han cesado y siguen siendo un punto caliente en el globo, más aún tras las continuas declaraciones en defensa de la soberanía de Marruecos sobre esta zona del norte de África, de países como Francia o los Estados Unidos de América. Se sigue pertrechando la miseria y el sufrimiento humano a cambio de un bastión económico muy grande gracias a contar con las reservas de fosfato y bancos de pescado más grandes del mundo, “nada nuevo por aquí…”

¿PERO QUÉ ESTÁ PASANDO EN CEUTA? ¿POR QUÉ ESA ENTRADA MASIVA DE MARROQUÍES EN TERRITORIO ESPAÑOL?

Entre 6.000 y 10.000 marroquíes habrían entrado en las últimas 24 horas a través de la frontera con Ceuta a territorio español, sembrando varias disputas entre las autoridades españolas, los marroquíes y la población ceutí. Casi dos tercios del total de estos marroquíes serían menores de edad, aunque el Ministro de Interior español, Fernando Grande Marlaska, haya afirmado que se han contabilizado 1.600 menores.  

Habría que ser demasiado ingenuo/a para creerse que se trata de un repunte en la escala de la movilidad migratoria por cuestiones puramente socioeconómicas y no de una terrible estrategia política por parte de la “Turquía africana”, es decir Marruecos y su estado dictatorial, para demostrar a España que es capaz de llevar a cabo una presión brutal que haga tambalear las estructuras políticas de fronteras. Por supuesto que Mohamed VI, monarca absoluto de Marruecos y Saadeddine Othmani, Presidente del Gobierno marroquí, además de psiquiatra y, muy posiblemente sociópata no reconocido, han premeditado esta estratagema tras conocer la mecha que habría encendido el fuego que se está expandiendo por Ceuta. 

No es nada más, ni nada menos que la atención sanitaria que desde el pasado mes de abril el líder del Frente Polisario y Presidente de la República Saharaui Democrática, Brahim Ghali está recibiendo en un hospital de Logroño, España. Aspecto con el cual parece ser que el estado de Marruecos no está de acuerdo y advirtió públicamente que habría consecuencias y “voilà” aquí las tenemos. 

A pesar de que la entrada de Brahim se intentó camuflar para que no saliera a la luz, incluso cambiaron el registro de su nombre por otra identidad falsa, no pudo mantenerse en el secreto y todos los medios se hicieron eco de tal hazaña. 

Por otra parte, no se puede tratar de un flujo migratorio común, tal y como algunos medios han osado afirmar, ni un arrebato causado por la hambruna y la sed de violencia, como otros medios y grupos políticos puedan llegar a decir,  ya que un trasvase de población de esta categoría requiere de la ayuda, complicidad o, al menos pasividad total, por parte de las autoridades marroquíes. 

Ya lo dejaba vislumbrado el Presidente de Marruecos (Saadeddine Othmani) en una entrevista en la televisión pública marroquí en diciembre del año pasado, cuando dijo “primero debemos culminar la cuestión del Sahara Occidental” pero “Ceuta y Melilla serán puntos en los que inevitablemente habrá que abrir el debate”, el problema es que todos conocemos de qué manera se llevan a cabo los debates cuando se habla de un dictador que además cuenta con el beneplácito norteamericano, siendo su “ojito derecho” al que para más inri han acercado a los brazos invasores y genocidas del estado de Israel. 

No podemos olvidar que los más afectados por todas estas prácticas y juegos políticos sucios y rastreros son todos los marroquíes que han sido empujados (se han detectado varios autobuses desde Rabat y Tánger, llenos de población para trasladarla directamente a la frontera con Ceuta) hacia el paraíso terrenal, aprovechando la complicada situación de miseria en la que llevan sumidos unas buenas décadas. Pero resulta que ese “Edén” prometido no es más que una valla llena de concertinas, unos centros de paso precarios que llevan por nombre CIE (Centro de Internamiento de Extranjeros) o en el mejor de los casos grandes viajes a pie para acabar siendo víctimas de la precariedad laboral (recogida de frutos con jornadas de 14 horas con salarios muy por debajo del SMI) o inmersos en un mundo de drogas y desesperación racista. 

Todo esto bajo la atenta mirada de la UE, aquella que no duda en politizar el dolor de cada una de estas personas, pero no ofrece un amparo que se ampare, valga la redundancia, en esos derechos humanos de los que tanto presumen por el norte. 

Por otra parte el gobierno español es cómplice del sufrimiento de estos miles de inmigrantes, es cómplice desde el momento en el que aprietan y nutren las manos del opresor, lo hizo la derecha y lo está haciendo el gobierno “más progresista” de la historia de la democracia española, al fin y al cabo el régimen del 78 sigue en pie. 

Hace apenas unas horas que el Ministro de Interior de España (Fernando Grande-Marlaska) comparecía en la televisión pública española y afirmaba que “nosotros tenemos con el Gobierno de Marruecos una relación en política migratoria absolutamente fructífera” parece una tomadura de pelo, tras ver los episodios que se han vivido durante la última jornada y las últimas décadas en general en la frontera con Marruecos, pero no lo parece sencillamente lo es. 

El Presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, por su parte también ha cancelado sus compromisos programados para atender de manera inmediata el asunto en Ceuta. Lejos de plantarse ante un gobierno dictatorial que presiona con vidas humanas y cortar relaciones directas con el mismo hasta que se alcance un verdadero acuerdo en política migratoria, uno que respete los derechos humanos en su totalidad, lejos de ello esta misma mañana se aprobaba la partida presupuestaria de 30 millones de euros directamente destinada al Gobierno de Marruecos y a sus fuerzas policiales.

Esta partida ya estaba previamente contemplada en los Presupuestos Nacionales, aunque ha sido en medio de la tensión vivida en Ceuta cuando se ha dado luz verde. ¿No bastaron los 9 millones de euros que el Gobierno de España se gastó en equipar con coches 4x4 a la policía de Marruecos el año pasado? Parece ser que no fue suficiente, parece que las relaciones entre Madrid y Rabat pasan a modo de balón de lado a lado de la valla, un balón millonario que juega con las vidas humanas de miles de personas. 

Justo después de esta noticia, las autoridades marroquíes comenzaron a llevar un control estricto (digamos un control normalizado) de la salida de población en la frontera, justo al contrario de lo que se había podido observar en las últimas 24 horas, donde hemos podido ver a policías abriendo las puertas de las vallas en zona fronteriza, policías dirigiendo el tráfico de las olas de gentes desesperadas en busca de una ilusión inexistente y, en definitiva, policías y autoridades dirigidas por alguien desalmado y que solo entiende el idioma del dinero. 

Todo esto es una clara consecuencia de los intereses económicos de las clases más dominantes de la Europa Occidental, entre ellos los españoles, aquellos que se nutren de la mano de obra marroquí cada temporada de estío en la recogida de las frutas, que en la mayoría de los casos están controladas por mafias humanas que disfrutan de un estatus de superioridad intocable, en lo social, en lo económico y en lo jurídico. 

Por otra parte y para finalizar, no tardarán en aparecer los comentarios oportunistas, islamofóbicos y xenófobos de la derecha y la ultraderecha más cobarde, aquellos que de la misma manera se nutren políticamente de la miseria social de todos estos inmigrantes. Hablarán de invasión, hablarán de defensa de la patria, hablarán de guerra y hablarán de movilizar tropas y disparar, es su estilo más clásico, pero esta guerra no se terminará mientras desde el norte se siga exportando la misma y la miseria al sur, mientras esas prácticas sigan en pie, habrá gente dispuesta a dejarse la vida en una concertina o debajo de un camión por un trozo de pan. 

Este conflicto no se soluciona con el envío de armas, ni el apoyo humano al Frente Polisario para confrontar a Marruecos, sería entrar en un movimiento de bando al más puro estilo de las entreguerras del siglo XX, tampoco inyectando miles de millones a la OTAN para que se encarguen de reordenar los ejércitos internacionales, sino de crear políticas fuertes y humanitarias que sean capaces de acabar con los “tejemanejes” de las cuatro manos que mueven el hambre y la guerra a su antojo. 

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