MUNDIAL DE FÚTBOL QATAR 2022, EL LÁTIGO QUE AZOTA A LA CLASE TRABAJADORA
Óscar Redondo Pascual | 24 Febrero 2020
Habrían sido más de 6.500 trabajadores los que han fallecido en las obras de diversas infraestructuras de tamaño colosal como preparativos del próximo mundial de fútbol que se celebrará en el Estado de Qatar, noticia conocida desde el pasado 2010, según ha indicado ayer mismo el periódico británico The Guardian.
Inmigrantes de Nepal, Sri Lanka, India, Pakistán y Bangladesh viajan a diario hacia Qatar en busca de trabajo de manera desesperada. Muchos de ellos desgraciadamente lo que encuentran es la muerte, al menos 12 trabajadores a la semana, según las estadísticas de inmigración del propio país. Fuera de las estadísticas, que apuntan a más de 6.500 trabajadores fallecidos, han quedado otros trabajadores de origen keniata o filipino, además de los posibles casos que se hayan dado desde finales de 2020 y principios de 2021.
Los organizadores oficiales del evento han lanzado datos que se alejan de la realidad que ha presentado en The Guardian, el abogado especialista Nick McGeehan y director de FairSquare Projects, un grupo de defensa especializado en derechos laborales en el Golfo Pérsico. Según la organización del evento, las muertes que han acaecido durante estos últimos años han sido 37, de las cuales únicamente 3 serían por motivos laborales, abogando que las otras 34 no tienen nada que ver con accidentes laborales.
Imagen de trabajadores en busca de la sombra durante las construcciones de hoteles y residencias deportivas en Qatar, año 2019. Fuente: MQLTV.com
Una vez más, la clase trabajadora del mundo es azotada y sufre las consecuencias de un mundo deshumanizado por el poder del dinero. El Gobierno de Qatar ha respondido a estos datos aportados por The Guardian, con una simple afirmación teórica que dice asegurar el cuidado de todos los trabajadores y dar acceso a una sanidad de “primera clase” a todos los ciudadanos. Pero al mismo tiempo, este gobierno sigue sin permitir las autopsias a los cuerpos fallecidos, según ellos “muertes naturales”, por golpes de calor, asfixias y ahorcamientos, muertes súbitas y un largo etcétera de sufrimientos.
Detrás de las tablas de Excel que el Gobierno de Qatar realiza para la contabilización de defunciones, en las que por normal general se puede leer “causa de la muerte: natural”, detrás de todos esos números, hay familias enteras rotas de dolor, que han perdido a sus familiares, aquellos que partieron de sus hogares en busca de empleo. Este fue el caso de Ghal Singh Rai un nepalí que pagó alrededor de 1.000 libras para poder ser contratado como limpiador en un campamento de trabajadores que construían el estadio de la Copa Mundial de Education City. Una semana después de su llegada, se suicidó, según hemos podido conocer en The Guardian.
Por su parte la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), como organismo rector del mundial de fútbol, ha reconocido públicamente que las medidas de seguridad y salud de todos los trabajadores son su prioridad absoluta y afirman que la tasa de accidentes laborales en dicho entorno ha sido, incluso, más baja de lo habitual. Un golpe duro, bajo y mezquino que las grandes corporaciones del “business mundial” han encajado a la clase trabajadora más desfavorecida del globo.
Ahora, más que nunca, esa clase trabajadora necesita defensa, justicia y unas condiciones laborales dignas.
Los bailes de celebración de millones de personas, tras un gol de una superestrella futbolística, no pueden retumbar sobre los cuerpos de aquellos que murieron asfixiados bajo el sol abrasador de Qatar apenas unos meses atrás. Que la justicia se haga para liberar a los oprimidos y, también para condenar a los opresores.
